jueves, 14 de marzo de 2013

LA SABANA SANTA - EL ROSTRO DE JESÚS


A lo largo del tiempo Jesús ha sido representado según los tiempos, mucha gente piensa que Jesús era perfecto tanto físico como psicológicamente, pero no es así o al menos eso parece. La respuesta la podríamos encontrar en la Sabana Santa que donde según parece fue envuelto Jesús tras su muerte. 
 Como parecen verificar los numerosos estudios que se han llevado a cabo sobre el tema, el lienzo o sábana de la cual nos hablan los evangelios: la sábana nueva y limpia en la cual José de Arimatea, con ayuda de Nicodemo, envolvió el cuerpo de Jesús tras su muerte en la cruz [Mt 27, 57ss; Mc 15, 42ss; Lc 23, 50ss; Lc 24, 12ss; Jn 19, 38ss; Jn 20, 5ss].

Es una gran pieza de lino de 4'41 m de largo y 1'13 m de ancho (después de la restauración del año 2002), amarillenta, raída, sucia, manchada de sangre y quemada. Actualmente se encuentra en la catedral de San Juan Bautista de Turín. 
En la sabana se describe un Jesús judío, es decir varaba, piel morena, nariz grande.
Pero ni siquiera se puede demostrar si esta sabana perteneció a Jesús por lo tanto el aspecto siempre será un interrogante. Pero lo importante no es el rostro de Jesús, sino la noticia que Él nos da donde anuncia su reino.